Hola.
Hace mucho, muchísimo tiempo que no me tomaba la molestia de sentarme a escribir tranquilamente, o por lo menos no para el blog. Siendo franco, sí, he estado ocupado, pero la verdad es que no tenía ni la más mínima pizca de ánimo para estar aquí. Como ya les decía en las últimas entradas que publiqué, este año ha sido un año de cambios y de decisiones para mí, y en este momento me encuentro en un punto de mi vida en el que todo, absolutamente todo me inquieta de una forma que ustedes no se imaginan. Por eso dejé de escribir. Por eso me alejé. Porque necesitaba tiempo. Para mí. Para mi vida.
Persiguiendo la vida. El nombre de este espacio en el que puedo hacer catarsis cada vez que puedo y, bueno, perseguir la vida es algo que justamente intento ahora.
Sabía yo que este año iba a ser trascendental para mí, pero algo que no me esperaba era que mi estado de ánimo se tornase tan fluctuante, y no me malinterpreten, por favor, porque considero que es algo en parte bueno matarse la cabeza de vez en cuando pensando en miles y miles de cosas, sopesando mil y una posibilidades, reflexionando. Es chocante, estresante, te consume, pero, en resumidas cuentas, te salva. Te da esperanzas.
Algo que nunca mencioné por aquí es cuánto miedo tenía de "retomar" mi vida, porque la tenía digamos que en un estado de hiatus desde hacía bastante, y el solo hecho de saber que ya...que ya tenía algo que me obligaba a enfrentarme a ella de nuevo me aterraba y me llenaba de unas ganas inmensas de abandonarlo todo y quedarme donde estaba. Pero no podía, no debía, y no lo hice. Sentir que ya no valía la pena intentarlo, que yo no valía la pena, quedó atrás, porque me he dado cuenta de que sí que puedo, de que sí que hay algo que me hace sonreír y me llena de pasión y me hace no molestarme cada vez que debo pasar la noche en vela. Me di cuenta que las segundas oportunidades existen. Me di cuenta de que pensar por y para uno mismo a veces no es egoísta, sino la mejor decisión. Es necesario.
Quiero hacer muchas cosas. Más de las que sé que algún día podré lograr, pero quiero intentarlo. Arriesgarme. No hay un solo día en que no piense en el futuro y me muera del miedo al ver lo borroso que es todo, pero sé, tengo la confianza, de que lo que hago ahora, por lo que me esfuerzo, permitirá que algún día la imagen sea clara.
Simplemente quería contarles un poquito de todo lo que soy ahora, porque estas últimas semanas la necesidad de escribir algo, cualquier cosa, me carcomía desde el interior, y ya no podía evitarlo. Quiero seguirlo haciendo, y lo haré.
Si están leyendo esto, gracias.